sábado, 14 de diciembre de 2013

La Estructura Satelital en los cuerpos animados



Título: “La Estructura Satelital de  la Naturaleza y del Hombre”
Fragmento: Segundo Capítulo.
Autor: Luis Ezcurra Puell
II

La Estructura Satelital en los cuerpos animados

2.1- En la  célula  de la materia   viviente.
Grande fue mi asombro al verificar que la propiedad universal de la estructura satelital de la materia cósmica y microcósmica se halla impresa con caracteres indelebles de principio a fin en la materia viviente. El concepto que se tiene de un ser vivo, como el “conjunto de átomos y moléculas que forman una estructura material muy organizada y compleja que cumple con las funciones básicas de la vida que son la nutrición, la relación y la reproducción”, nos permite tener una idea preconcebida de su estructura satelital y, si a esto se agrega el conocimiento de la composición química del material viviente estimada en un 95% de los bioelementos, podemos estar seguro de dicha idea, ya que de la combinación de los bioelementos van a surgir las moléculas orgánicas o principios inmediatos y los ácidos nucleicos. De este material va a surgir la vida y por el hecho de que se repite en todos los seres vivientes se puede afirmar que el origen es común a todos ellos.
            La generación de vida es un proceso dialéctico de integración satelital que va de lo elemental y compuesto hasta la organización compleja y complicada: En un primer momento se tiene a los átomos de los bioelementos Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno, combinándose entre sí para dar origen a las moléculas orgánicas y a los ácidos nucleicos, que son sustancias de mayor rango; luego, viene el ADN unido a una proteína para constituir una célula organizada en un cromosoma circular dentro de un área que se conoce como nucleoide (Procariotas). El ADN evoluciona en una estructura lineal conocida como cromosoma eucariotino (Proteínas básicas asociadas al ADN). Los cromosomas están contenidos en el núcleo y las organelas y ribosomas en el citoplasma: Se trata de la Célula de los eucariotas u organismos multicelulares, de nivel superior a los anteriores. Pero la integración continúa: Las células dan origen a los tejidos. Los tejidos a los órganos y los órganos a los aparatos y sistemas. “La vida se estructura en niveles jerárquicos de organización, donde cada uno se basa en el nivel previo y constituye el fundamento del siguiente nivel”. En la vida la materia es continua, como ha afirmado Darwin. En la Fig. 4 podemos observar los rasgos más importantes de la estructura satelital de la célula eucariota.
El modelo de cómo se originan los seres animados es semejante al de los inanimados y se distingue como un proceso dialéctico de integración y desintegración de los elementos y la perpetuación de los mismos de acuerdo a leyes sui generis, como es el caso de la ley de conservación de la masa y la ley de conservación de las especies. Cada elemento constitutivo es portador de átomos con estructura satelital y naturaleza electromagnética que se trasmiten a través de la herencia y

Fig. 4
La estructura satelital de los Eucariotas

trasmite  al cuerpo constituido las mismas características de las que son poseedores. Por esta vía se llega al aserto de que todos los cuerpos animados son de naturaleza electromagnética.




2.2.- En el Hombre.
La idea de la presencia eléctrica en los seres vivos nace con los chinos a través de la figura del Chi como principio vital o “latido de todas las cosas”, el mismo que Franz Mesmer dijo haber descubierto en el año 1774. Este científico alemán creía haber encontrado el “secreto del magnetismo” al curar con imanes algunas enfermedades tratadas de la época y evaluadas por una Comisión Real  nombrada por Luis XVI. La Comisión, que estuvo integrada entre otros por Franklin y Lavoisier, evacua un informe en el que afirma que las curaciones de Mesmer fueron evidentes pero no se encontró ningún fluido magnético.
Fig. 5

Aspecto de una curación de Mesmer

Ahora estamos en condiciones de afirmar que la llamada “Energía Vital” o “Energía Sutil” no es otra cosa que la frecuencia neuroeléctrica natural que el cuerpo produce o absorbe para facilitar el óptimo funcionamiento de las células. En atención que es el sistema nervioso el que regula el movimiento de los músculos, la Universidad de Berkeley está trabajando en el departamento de prácticas de natación con corrientes que se suministran a los nadadores  para optimizar sus movimientos, obteniendo muy buenos resultados. De lo cual se desprende que “el sistema nervioso regula todos los movimientos musculares mediante neuronas las cuales conducen la información de una ubicación a otra, mediante impulsos eléctricos. La transmisión genera campos eléctricos – y puesto que las corrientes eléctricas siempre crean campos magnéticos, el sistema nervioso es también una fuente de alguno de los campos biomagnéticos presentes dentro y alrededor del organismo”. La naturaleza electromagnética de los órganos de los cuerpos se manifiesta en Medicina Humana por medio de los llamados “Electrogramas”, como el “Encefalograma”. El hombre, desde un punto de vista físico, puede ser definido como una máquina de combustión interna que se halla conformada por un conglomerado complejo de unidades satelitales que se corresponden con los elementos organógenos y otros, y usa como combustible el alimento que no es otra cosa que una sustancia producida por otros organismos. El alimento le proporciona a la materia viviente la energía – expresada en calorías gramo -  que necesita para mantenerse con vida. Si no hay alimentación el organismo deja de latir.
Fig. 6



Electromagnetismo humano

La estructuración satelital en los Eucariotas como el Hombre.
Los organismos pluricelulares como el hombre son el producto de la capacidad que tienen las células de reproducirse  y por obedecer a  la ley natural de conservación de la especie. La estructura total del organismo es  la suma algebraica del sistema eléctrico de los elementos que constituyen  los diversos órganos y aparatos  que tienen relación con la masa gravitatoria. El conjunto de todos estos pequeños procesos eléctricos es un solo campo electromagnético con sus polos  norte y sur y sus líneas de fuerza saliendo por los pies y entrando por la cabeza (Tal como se aprecia en la Fig. 6)  En esta máquina eléctrica viviente, que es el cuerpo de un ser humano, se encuentra la Cabeza como centro de toda la armazón satelital, en donde se ubican los más importantes medios de comunicación del organismo con el mundo externo; es, además, una especie de “centro de cómputo” en el cual se almacenan las imágenes de aquellos hechos que han logrado impactar al organismo dando lugar a una reacción como señal de respuesta. A modo de un dictadorzuelo, la cabeza se erige en un mandamás al dar las órdenes al organismo por medio de impulsos eléctricos a fin de optimizar el funcionamiento de las células. El cerebro cumple una labor centralizadora en la misma forma que el Sol y la millonada de estrellas dominantes del universo al recepcionar los mensajes que se originan en puntos distantes de los componentes del cuerpo. Esta particularidad del organismo viviente, a mi entender, es lo que lo convierte en  un ser “egocéntrico” que, a su vez, va a dar origen  a la descomunal familia de los ególatras. El primero en mencionar por escrito el “antropocentrismo” del hombre fue Galileo Galilei, a raíz del primer foro internacional que se produjo  en el planeta a raíz de la discusión sobre la legitimidad de las leyes de Ptolomeo y Copérnico. Por aquel entonces se sabía que, desde la época de  Aristóteles,  la Tierra, inmóvil, era el centro del sistema planetario y que el Sol y los otros planetas giraban a su alrededor, de acuerdo a las leyes descubiertas por el astrónomo Keplero. La creatividad egocentrista del hombre llegó hasta tierras muy lejanas al concebir por intermedio de Linneo un Reino aparte, como única especie; dejando a los otros seres encasillados en los Reinos Vegetal y Animal.
La estructura satelital también hace del hombre el “animal dominante por excelencia”, tal como lo pinta su historia; y por ella sabemos que la evolución del hombre no es otra cosa que la historia de su carácter dominante que empieza con la formación del clan y termina con el imperialismo de las naciones. Al hablar de dominación es hablar de esclavitud: En el Sistema Planetario Solar el Sol es el agente dominante, los planetas son los esclavos y los demás habitantes de los planetas vienen a ser los esclavos de los esclavos del Sol. El hombre es por naturaleza un esclavo de su propio entorno y la libertad circunstancial sólo existe en él en la medida que sea consciente de sus propias ataduras. En un mundo como el nuestro, saturado de relaciones, no existe la libertad absoluta.
La tercera particularidad del sistema satelital en el hombre es la “tendencia integracionista”, que surge como una copia de la forma cómo se han originado los astros y la materia viva, siguiendo el camino de lo simple a lo complejo, de las partes al todo y, en cierto modo, como una contradicción a la soledad que produce la debilidad individual y lo convierte en pasto que pisotean los más poderosos. La integración es el pueblo unido que jamás será vencido; es la unión de naciones que enfrenta y pone en jaque las agresiones del imperialismo; es, en suma, una liberación que conduce a la verdadera justicia social en donde el hombre adquiere el derecho de saciar su sed, satisfacer su apetito y a vivir en un plano de igualdad con los otros hombres. La integración es, finalmente, el antónimo de la estructura satelital de la naturaleza por la cual  se pretende la “unión que hace la fuerza”  y propende que,  en una sociedad clasista, llegado el momento del profundo cambio, “el pueblo unido es siempre invencible”.







III

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