sábado, 7 de diciembre de 2013

EDITORIAL TUMBESINO


07 Sábado, 07 de diciembre de 2013.

EDITORIAL TUMBESINO

Título: “La Estructura Satelital en la Naturaleza y el Hombre”
Autor: Luis Ezcurra Puell.
Fragmento publicado: Primer Capítulo.

Introducción

Puede parecer esta pequeña obra un trabajo de ciencia ficción pero no lo es. Es todo lo contrario a una idealidad porque se trata de un cúmulo de vivencias que este amigo de ustedes las ha vivido a lo largo de su larga y apacible vida.  Creo firmemente haber pasado la mayor parte de mis años al influjo de organizaciones que yo llamo entidades satelitales y que han hecho de mí un hombre sumiso, obediente y timorato, y  con el devenir de los años, he podido comprender que ellas no son obra del azar sino que ellas obedecen a la estructura natural de que están envestidas y a los aportes artificiales de los agentes del poder omnímodo que, de principio a fin, defienden  el statu quo del estructuralismo satelital. Si observamos detenidamente la bóveda celeste vamos a encontrar un número extraordinariamente grande de estrellas que se encuentran en formación y guardando distancias; unas, relacionadas entre sí, y, otras, no; pero todas en general respetan un orden, a tal punto que fue suficiente para hacer exclamar a  Pitágoras: “el universo está gobernado por las matemáticas” Y no le falta razón al griego porque más tarde el genial físico inglés, Isaac Newton, descubrió la ley de la gravitación universal por la que se establece el valor numérico de las atracciones y o repulsiones habidas entre las estrellas. Las antiguas culturas de China y Grecia encontraron que cada grupo de estrellas, mediante una línea imaginaria, tenía semejanza con cuerpos o figuras terrestres que bautizaron con el nombre de constelación, tales como las Osas Mayor y Menor, Escorpio, Taurus, etc. Pero el factor vinculante entre los cuerpos celestiales llega con la teoría heliocéntrica esbozada por Aristarco de Samos y dada a la publicidad por Nicolás Copérnico. El entorno humano por primera vez va a tomar conciencia de las unidades cósmicas que pueblan el universo. A estas unidades se les conoce como Sistema Planetario y nosotros formamos parte del Sistema Solar, que gira alrededor del centro de la Vía Láctea y por cada vuelta completa demora 225 millones de años, moviéndose hacia la constelación de Hércules a la velocidad de 19 Km/s. Nuestra galaxia tiene probablemente 300.000 millones de estrellas con sus respectivos satélites, que giran, como el sol, alrededor de una fuerza descomunal de una supernova que, a su vez, es atraída por un astro de fuerza suprema. La velocidad que desarrollan estos sistemas aumenta a medida que se incrementa la fuerza y el movimiento desarrolla una trayectoria curvilínea en el espacio cóncavo finito.
        El área de influencia de una estrella se conoce como  campo gravitatorio o cárcel celestial, como yo lo llamo, por ser el lugar donde se encuentran atrapados como si  fueran prisioneros los demás cuerpos del universo. El campo gravitatorio es el que define la estructura satelital de las entidades  porque se encuentra como una propiedad de la naturaleza misma de los cuerpos. Desde este punto de vista yo llamo estructura satelital al conjunto de fuerzas  de un  sistema en las que una de ellas es la predominante y centralizadora.
        La pequeña obra ha sido diseñada en cuatro partes: En la primera se trata de la estructura satelital en los cuerpos inanimados de los espacios macro y microcósmico; la segunda, corresponde al estudio de la estructura en los cuerpos con vida, empezando con la unidad celular y terminando en las estructuras de la sociedad humana como son la universidad y el Estado. La tercera corresponde al estudio de la  estructura satelital según  la ley de la Selección Natural de Darwin y la naturaleza eléctrica del hombre.









I

La Estructura Satelital en los Cuerpos Inanimados




1.1.- En el espacio Macrocósmico.

La primera gran explosión que engendró el universo, llamada Big Bang, trajo consigo el caos y la confusión  en el mundo, como si fuera una asonada sin rumbo fijo; pero con el desorden vino el orden, tal como sucede con la tempestad cuando llega la calma, ya que, después de las violentas colisiones entre los cuerpos siderales, se formaron las inmensas estructuras satelitales con la llegada de las galaxias  y los sistemas planetarios, entre los cuales  enfocamos la estructura satelital del astro Sol.

Campo Gravitacional del Sol.
El campo gravitacional del Sol es el responsable de que giren a su alrededor los planetas Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno; el planetoide Plutón, los satélites, los Cometas y asteroides. Está constituido por la suma de los  campos gravitatorios del Sol, Mercurio, Júpiter … La fuerza que mueve una determinada masa en el campo crea una energía cinética que va disminuyendo del Sol hacia afuera, mientras que la energía potencial se incrementa.  “La naturaleza conservativa del campo – según los físicos -, permite definir una energía potencial gravitatoria tal que la suma de energía potencial y energía cinética del sistema es una cantidad constante”.

El Centralismo del Sol
El Sol es una estrella enana de color amarillo. Se encuentra a 8,5 minutos-luz de la Tierra y tiene 1,4 millones de kilómetros de diámetro y contiene el 99,8 por ciento de la masa de todo el sistema solar.
Para que el hombre acepte el heliocentrismo tuvo que romper las cadenas de su egocentrismo y despojarse del hábito del dogmatismo; por lo primero, el hombre tuvo que luchar contra sí mismo debido a la naturaleza satelital de su pensamiento y por la creencia supina de ser el centro del universo; por lo segundo, tuvo que bregar en contra de las fuerzas del oscurantismo religioso: En Europa predominaba la teoría geocéntrica, de un planeta Tierra inmóvil, porque así estaba escrito y de este jaez eran los pensamientos de Platón y Aristóteles. Los intentos por traerse abajo estas concepciones falsas fueron pagados con la muerte, como son los casos de Buffon y Calvino que cayeron víctimas de la intolerancia religiosa y Galileo se salva por un pelo: El Tribunal del Santo Oficio lo iba a condenar a la hoguera tan solo por el hecho de haber afirmado que “la Tierra se mueve”. Los trabajos detallados y precisos de Tycho fueron aprovechados por Johannes Kepler para dar a conocer sus tres leyes de las cuales, la primera, se anuncia del modo siguiente: “Los planetas tienen movimientos elípticos alrededor del Sol, estando éste en uno de los dos focos que contiene la elipse”. Aproximadamente un siglo antes, el polaco Nicolás Copérnico había revolucionado el mundo con su tesis sobre el centralismo preponderante del Sol, constituyéndose en el primer revolucionario del conocimiento científico al publicarse su obra cumbre “De revolutionibusorbiumcoelestium” en 1543, año de su fallecimiento.
Son inherentes al heliocentrismo copernicano las ideas siguientes: 1- Los movimientos celestes son uniformes, eternos y circulares o compuestos de diversos ciclos. 2- El centro del universo se encuentra cerca del Sol. 3- Orbitando el Sol, en orden, se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. 4- Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y por lo tanto no orbital alrededor del Sol. (La figura siguiente es el modelo del heliocentrismo de Copérnico)

Fig. 1

Sistema Planetario Solar de Copérnico

Sin que Copérnico lo propusiera su tesis sobre el centralismo del Sol en el sistema planetario va a producir grandes cambios en el pensamiento del hombre. En primer término, tiene que dejar a un lado la peregrina idea de que el hombre es el centro del universo y que lo único que le queda es la razón y la creatividad; en segundo lugar, se ve obligado a admitir que hay millones de estrellas como el Sol y la posibilidad de que exista vida en otro planeta como el nuestro; en una tercera instancia, tiene que aceptar en contra de su voluntad el hecho incuestionable de vivir prisionero en su propia casa, ya que el planeta se encuentra atrapado por el poderoso Sol. El nuevo concepto del ser humano es degradante por tratarse de una micropartícula que deambula en el anchuroso universo en calidad de esclavo sempiterno del Sol con una mentalidad satelital que concuerda con su egolatría.
        El nuevo ordenamiento en la estructura satelital del Sol (Fig. 2), comprende a los planetas que solo pueden ser vistos por medio de aparatos, Urano y Neptuno y el planetoide Plutón. Además, todas las lunas, los cometas, los asteroides.



Fig. 2

Sistema Planetario Solar






1.2.- En el espaciomicrocósmico.

El hombre racional empieza a hacer uso de sus facultades sensorio genéticas con aquellos cuerpos que pueden ser apreciados a simple vista. Se trata de los cuerpos grandes de cuyo conocimiento relativo  y de sus relaciones van a dar origen a las ciencias rudimentarias como la astronomía, las matemáticas y las naturales; pero les queda la inquietud de aquello que no puede ser visto y que forma parte del espacio microcósmico: Los griegos, con la profundidad de su pensamiento, se preguntaron ¿De qué están hechos los cuerpos en la naturaleza? Tales de Mileto respondió, “con agua”; Heráclito, “de fuego”; Anaxímenes, “de aire”; y cerrando la serie, Jenófanes, “de tierra”. Más tarde, a Empédocles se le ocurre la idea de juntar estos componentes alegando que los cuerpos están constituidos de cuatro raíces o elementos de Aristóteles, que son el agua, el fuego, el aire y la tierra. Estas raíces, según Empédocles, están sometidas a dos fuerzas que explican el movimiento de generación y corrupción en el mundo: “el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Sin embargo, a Demócrito le cabe la honra de postular por primera vez el término Átomo, que significa sin división, para designar a la partícula microscópica que constituye las cuatro raíces.

Campo electromagnético del Átomo.
El desarrollo del conocimiento del átomo ha seguido a la par con el desarrollo del conocimiento científico, desde una fase especulativa como la griega a la fase experimental de fines del siglo décimonono. El modelo de átomo de Demócrito está representado por pequeñísimas partículas indivisibles; luego, viene un vacío prolongado que va a durar muchos siglos y se extiende del siglo cuarto antes de Cristo al siglo diecinueve, después del Nazareno. En 1808, el inglés Dalton deja establecido en su teoría atómica que “los átomos son minúsculas partículas esféricas e indivisibles e inmutables, iguales entre sí en cada elemento”. Pero J. J. Thomson, en 1897, comprueba experimentalmente que del átomo salen otras partículas mucho más pequeñas, dando a conocer su modelo atómico en el sentido de que el átomo “es una esfera de materia cargada positivamente, en cuyo interior se encuentran incrustados los electrones”. El estudio importante que hacen los esposos Pier y Mary Curie sobre cuerpos radiactivos contribuirá aún más a dilucidar la verdadera estructura del átomo. En 1911, Sir Rutherford, dedujo que
“el átomo debía estar formado por una corteza con los electrones girando alrededor de un núcleo central cargado positivamente”. Aparece por primera vez en la historia la estructura satelital en el mundo microscópico, semejante a la estructura satelital del macrocosmos; por la que nos da a conocer que la estructura satelital es una propiedad universal de la materia de naturaleza electromagnética e incluye a la materia animada, tal como veremos más adelante. Se trata del fondo y forma de la materia, la cosa en sí y su espacio envolvente, como diría Kant. En la Fig. 3 se observa la estructura de un átomo con su centro y la corteza con sus electrones que “giran alrededor del núcleo – según Bohr (1913) - , en unos niveles bien definidos”.

Fig. 3


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