La
feria del 8 de diciembre es la fiesta tumbesina más grata que guarda mi memoria e
incluso es más atractiva que la navidad del Niño y la razón es muy simple,
todos los niños tumbesinos esperábamos ansiosos el 8 para recibir el regalo que
nos habían guardado nuestros padres.
Cuando el mercantilismo no había aún tocado las puertas de Tumbes, el principal
objetivo de la feria era el de reunir a peruanos y ecuatorianos a fin de
confraternizar y de gustar los productos
de su propia cosecha y, el efecto de
estos apacibles y amorosos encuentros, se vería nueve meses después, con la
llegada de la nueva feria. Un nuevo vástago vendría a llenar de alegría a los fraternos
congéneres de los pueblos hermanos. No puedo olvidar el amor sincero de mi
primo Carlos Garrido Puell, cuando cae mortalmente herido por
el flechazo de la bella ecuatoriana Isabel Serrano: Solo la muerte de ella pudo
separarlos del amor que se tenían.
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